viernes, 26 de agosto de 2011

LA OBSERVACIÓN ES MEDITACIÓN


Una afirmación inmensamente significativa.



La única manera de librarse de la distracción



es tomar consciencia de ella, observarla,



ser consciente de ella en silencio,



ver lo que te está haciendo la mente:



distrayéndote continuamente.




Simplemente obsérvala.




Te olvidarás muchas veces, porque la mente es astuta, muy lista, muy diplomática;



conoce todas las estrategias de los políticos.



La mente es esencialmente como un político:



probará todos sus hechizos mágicos contigo.
Te traerá lo que hayas estado reprimiendo.




La mente dice: ¡Mira!




Y si has estado reprimiendo el sexo,



entonces tu mente usará el sexo como cebo contigo.
Si has estado reprimiendo la ambición,



tu mente empezará a imaginar que has llegado



a presidente o a primer ministro,



y empezarás a caer en esa trampa.
Si tu mente ha estado privada de comida



y has estado ayunando, la mente creará platos hermosos y deliciosos para ti:



el aroma, el olor de la comida, y ya estás distraído.




Por eso, una de mis insistencias con mis sannyasins es: no reprimas, de lo contrario



nunca serás capaz de meditar.



Si reprimes, entonces tendrás que vértelas



con tu represión en la meditación.
Y lo que has estado reprimiendo se vuelve poderoso, inmensamente poderoso;



echa raíces en tu inconsciente.
Reprime cualquier cosa y verás.





No te sientas culpable, no te enfades.
En el momento en que te pilles a ti mismo in fraganti, simplemente vuelve, sin quejas.




Es natural.
Hemos estado reprimiendo durante millones de vidas; es solo natural que la mente te distraiga.




Dalo por sentado y vuelve, llévate de nuevo a tu centro, una y otra y otra vez.




Y poco a poco el tiempo en el centro



se volverá cada vez más prolongado,



y habrá cada vez menos distracciones.







Y un día, de pronto sucede:



estás en el centro y no hay distracción.




Y recuerda:



observar es la única clave.




La observación es meditación;



en eso consiste la meditación.









OSHO