no intentes inhalar o exhalar, no hagas nada.
Relájate simplemente dejando que la respiración
fluya naturalmente y tendrás muchas cosas
al alcance de la mano.
La primera es que la respiración se puede entender
de dos formas diferentes, porque es un puente.
Puedes tomarlo por un acto voluntario.
Si quieres inhalar profundamente,
inhalas profundamente;
si quieres exhalar profundamente,
puedes exhalar profundamente.
Puedes intervenir en ella.
Puedes intervenir en ella.
Una parte está unida a ti, pero si no haces nada, la respiración continúa de todas formas.
También es involuntaria.
La otra parte está unida a la existencia misma.
Puedes pensar en ella como si la estuvieses tomando, respirando, o puedes pensar justo lo contrario,
como si te estuviese respirando.
Y hay que entender esta otra forma
porque te llevará a una profunda relajación.
No es que estés respirando,
sino que la existencia te está respirando.
Es un cambio de la gestalt y sucede espontáneamente.
Si te sigues relajando, aceptándolo todo, aceptándote, poco a poco, te darás cuenta de que tú no estás tomando esas respiraciones sino que están yendo y viniendo por su cuenta.
Con tanta gracia, con tanta dignidad, con tanto ritmo, con un ritmo tan armonioso.
¿Quién lo está haciendo?
La existencia está respirándote.
Entra dentro de ti y sale de ti.
A cada momento te rejuvenece
y vuelve a llenarte de vida.
De pronto ves la respiración como un acontecer...
y así es como debería crecer la meditación.
Puedes hacerlo en cualquier parte, incluso en medio de la calle, porque ese ruido también es divino.
Y si te sientas en silencio, podrás ver que incluso
en el ruido de la calle hay cierta armonía.
Ya no es una distracción.
Ya no es una distracción.
Si estás en silencio puedes ver muchas cosas,
enormes olas de energía moviéndose por todas partes.
Cuando lo aceptes, lo sentirás vayas donde vayas.
OSHO