Sólo necesitas medio minuto cada vez,
lo que hace un total de tres minutos.
¡Es la meditación más breve del mundo!
Pero tienes que hacerlo repentinamente,
eso es lo que le da todo el sentido.
Vas caminando por la calle y, de repente, recuerdas.
Detente, párate completamente, ningún movimiento.
Simplemente estate presente durante medio minuto.
Cualquiera que sea la situación, detente completamente
y simplemente estate presente a lo que esté ocurriendo.
Tienes que pararte de repente.
Después, vuelve a empezar a moverte.
Hazlo seis veces al día.
Puedes hacerlo más frecuentemente, pero no menos.
Te traerá una gran apertura.
Si estás presente repentinamente, toda tu energía cambia.
La continuidad que se estaba produciendo en tu mente se detiene.
Y es tan repentino que la mente no puede crear
nuevos pensamientos con tanta rapidez.
Necesita tiempo; la mente es estúpida.
Estés donde estés, en cuanto te acuerdes de hacerlo,
simplemente date un empujón en todo tu ser y detente.
No sólo te harás consciente.
Pronto sentirás que otros se han hecho conscientes de tu energía,
que algo ha ocurrido; algo de lo desconocido está entrando en ti.
OSHO